¿Cómo detectar y gestionar la desobediencia en los niños?

La mayoría de los niños y de los jóvenes retan algunas veces las solicitudes de sus padres. A la  edad de dos años, los niños  comienzan a ser conscientes de su individualidad y poseen más recursos mentales y verbales para argumentar el porqué no desean hacer algo que sea impuesto por los padres. Hay que valorar que “desobedecer” forma parte del proceso de crecimiento y pone a prueba las normas y expectativas de los adultos. Es una de las formas en la que los niños aprenden y se descubren a sí mismos, expresan su individualidad y logran un sentido de autonomía, conociendo los límites de las normas de sus adultos  y de su propio autocontrol. El problema es cuando las acciones ocasionales se convierten en un patrón de interacción entre padres e hijos. 

Es necesario que nos hagamos conscientes de que “obedecer” no es algo innato en los humanos o que realicemos espontáneamente, sino que se basa en un proceso continuo de aprendizaje acerca de las normas, los límites y de las consecuencias que obtenemos de cumplirlas o no.

La desobediencia puede tener múltiples causas. Puede que haya  expectativas irracionales por parte de los padres, o que  sea el temperamento del niño (y si es así, será necesario observarlo en su desarrollo),  o quizás tenga  problemas escolares, estrés familiar,  o …Hay que averiguar y detectar dónde reside la dificultad así como detener que la desobediencia se transforme en lo usual y en un problema.

Según un estudio publicado en la revista Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry, la desobediencia es un problema que afecta a un 13% de los niños y adolescentes a nivel mundial. En lo referido a España, según datos de la Universidad Autónoma de Madrid, este problema afecta a un 25% de los niños.

Los síntomas de la desobediencia pueden variar según la edad del niño. En general, se caracterizan por el rechazo a cumplir las normas establecidas por los padres o educadores. Algunos de los síntomas más comunes son:

Negarse a obedecer las instrucciones: Suelen rechazar las instrucciones de los padres o educadores. Por ejemplo, pueden negarse a ir a la cama, a hacer los deberes o a ayudar en las tareas domésticas.

Contestar de forma desafiante: Los niños desobedientes suelen contestar de forma desafiante a los padres o educadores. Por ejemplo, pueden responder con un «no» o un «no me importa».

“Montar berrinches”: Los berrinches son una forma de desobediencia que suele producirse en niños pequeños. Los niños que lo hacen suelen gritar, llorar y patalear cuando no consiguen lo que quieren.

Insultar o amenazar:

Los niños desobedientes pueden llegar a insultar o amenazar a los padres o educadores.

Hacer caso omiso de las consecuencias: Suelen hacer caso omiso de las consecuencias de sus actos. P. ej. seguir haciendo lo que quieren después de que les hayan dicho que no lo hagan.

Además, es más probable (habitual) que los menores desobedientes tengan dificultades de atención, problemas de comportamiento en la escuela y problemas de relación con los compañeros. 

¿Cómo pueden actuar padres y madres para gestionar este problema? 

Es importante que los padres y madres sepan cómo detectar la desobediencia y gestionarla de forma adecuada. A continuación, se ofrecen algunas recomendaciones:

  • Establecer límites claros y coherentes: Los niños necesitan saber qué se espera de ellos. Los límites deben ser claros, coherentes y justos.
  • Ser consistentes en el cumplimiento de las consecuencias: Cuando un niño desobedece, es importante que se cumplan los hechos derivados (las consecuencias) previamente establecidos. Esto ayudará a que el niño aprenda que sus actos tienen consecuencias.
  • Evitar los gritos y las amenazas: Los gritos y las amenazas suelen ser contraproducentes. En lugar de ello, es mejor hablar con el niño de forma calmada y explicarle por qué su comportamiento no es aceptable.
  • Dar un buen ejemplo: Los niños aprenden observando a los adultos. Es importante que los padres y madres den un buen ejemplo de comportamiento.

La desobediencia es un comportamiento normal adaptativo en los niños. Sin embargo, cuando se convierte en un problema habitual, es importante que los padres y madres tomen medidas para gestionarlo. Escogiendo límites claros, coherentes y justos, y evitando los gritos y las amenazas, los padres y madres pueden ayudar a sus hijos a aprender a comportarse de forma adecuada.

Te invitamos a escuchar a nuestra Doctora en Psicología, Nuria Ros, en La Tarde con Marina para ampliar estas pautas y recomendaciones. En Dide.org somos expertos en detectar potencialidades y dificultades educativas, emocionales y comportamentales de forma temprana para poder intervenir. Puedes acceder a la herramienta de diagnóstico en este enlace.

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